"Crematorio" arranca con una tensa conversación entre Rubén Bertomeu y Traian en la que discuten sobre la participación del ruso en el nuevo proyecto Costa Azul, un complejo urbanístico de proporciones pantagruélicas. En ese momento, Silvia Bertomeu llama para anunciarle a su padre el fallecimiento de su hermano Matías. Cada miembro de la familia Bertomeu se enfrenta a la noticia de una manera tan distinta que no parece haber vínculos de sangre entre ellos.

Collado abandona a su familia e intenta huir con la prostituta favorita del ruso Traian. Durante la escapada, Collado sufre una agresión que le deja en estado grave y le hace pensar que Bertomeu le ha traicionado. Mientras se recupera en el hospital, rememora los negocios turbios en los que apoyó a Bertomeu para conseguir la financiación de su voraz negocio inmobiliario. Las ramificaciones de sus corruptelas se han extendido durante casi dos décadas, y alcanzan a miembros de la corporación municipal y a otros empresarios de la zona.

La prioridad de Bertomeu no es otra que la presentación de su proyecto inmobiliario más ambicioso, Costa Azul, pero la detención de uno de sus testaferros, las presiones de Traian y el resentimiento de Collado oscurecen el evento. Para complicarlo todo aún más, ocurre un extraño robo en la casa del constructor en el que desaparecen documentos reveladores. Rubén intenta utilizar las circunstancias para desvincularse del ruso en el proyecto Costa Azul, pero éste no piensa quedarse de brazos cruzados ante la decisión unilateral de Bertomeu.

Bertomeu sospecha que Traian está detrás del asalto a su vivienda y mueve todos los hilos a su alcance para recuperar lo que había en la caja fuerte. Mientras tanto, Silvia comprueba decepcionada que su tío Matías no le ha dejado en herencia la parte del patrimonio familiar con la que contaba, y reprocha a su padre la destrucción de la familia para alimentar su codicia. La capacidad de Rubén para manipular vidas dentro y fuera del entorno familiar parece no tener límites. La policía halla los documentos robados, entre ellos las libretas donde Bertomeu recoge, desde sus comienzos, los sobornos a sus aliados. Todo apunta a que Rubén va a ser detenido en cuestión de horas.

Rubén y Llorens, concejal de urbanismo y uno de los pilares en el juego de especulación dirigido por el arquitecto, se encuentran en la cárcel. Zarrategui, hombre discreto y abogado de los Bertomeu, intenta poner orden en el caos a raíz de la información que le pasa su confidente dentro de la policía. La situación se está complicando para el constructor. Llorens y Bertomeu firmaron un pacto sin papeles para beneficiarse de la corrupción municipal y ahora el juez parece haber encontrado el hilo para avanzar por la trama inmobiliaria.

Mónica intenta aportar su granito de arena a la excarcelación de Rubén, complicando aún más las cosas y colocándose ella misma en el objetivo de la policía. Silvia acude a ver a su padre cuando sale de prisión, preocupada por las implicaciones que el escándalo pueda tener en su propia familia. Así descubre que es testaferro involuntario de su padre, pese a la distancia que siempre ha mediado entre ellos. Ahora deberá ponerse al corriente de los entramados financieros del patriarca Bertomeu. Mientras, Rubén percibe la progresiva complejidad de la situación cuando recibe la noticia de la muerte de Sarcós, su mano derecha.

Bloqueadas las cuentas bancarias de la familia, Silvia intenta conseguir recursos financieros por todos los medios, pero nadie quiere implicarse en los asuntos de Bertomeu. Mónica está preocupada por las consecuencias de su acción para liberar a Rubén. Tiene a toda la familia en contra e intuye que las cosas se van a complicar todavía más para ella. Desconoce el verdadero alcance de su participación inconsciente en los negocios de Rubén.

El cerco se estrecha alrededor de Rubén Bertomeu. Miriam ha sido secuestrada. Mónica está a punto de comparecer ante el juez. Zarrategui ha desaparecido con los documentos más comprometedores. Por si fuera poco, Traian está perdiendo la paciencia, no está dispuesto a olvidarse del pedazo de la tarta inmobiliaria que Rubén le prometió. Silvia asume las riendas de la situación en un intento desesperado por no perderlo todo y descubre una faceta de su padre desconocida para ella. En la espiral de detenciones y traiciones que rodean a los Bertomeu, Silvia parece abocada a convertirse en la sucesora natural de su padre.